¿Conoces a Quico Rovira-Beleta?

La vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar (Forrest Gump)

Y a mí me ha tocado, porque tengo una suerte que no me la creo ni yo, ser alumna de Quico Rovira-Beleta, profesor del módulo de doblaje del Máster Europeo en Traducción Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona, y traductor y/o ajustador para el doblaje de, entre otros cientos, la frase que encabeza este artículo.

Ya os hablé de él en la entrada METAV, o no METAV, cuando descubrí que él había traducido mis dos películas fetiche (Dentro del laberinto La princesa prometida, adelante, llamadme friki). Pero me quedé con ganas de saber más, y el pasado jueves me regaló unas horas para que yo saciara mi infinita curiosidad por la disciplina que, espero, me dé de comer algún día. Y hoy voy a compartirlo con vosotros, como prometí, a modo de regalo de Navidad anticipado. Si alguno no ha sido bueno este año, le ruego no siga leyendo 😉

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(Es la hora del café. Yo estoy un poco nerviosa porque es la primera entrevista que hago, aunque hablar con Quico siempre es muy fácil. Empiezo a preguntar sin más, y no hay pregunta que no me responda).

– ¿Cómo empezaste en el mundo del doblaje?

– Yo estudié biología, me especialicé en arañas. Estuve tres años dedicado a las arañas y al mismo tiempo buscando trabajo, y era imposible. Como biólogo, sobre todo en mi época había muy pocas salidas, y como aracnólogo menos todavía. Entonces mi padre, que era director de cine, me dijo: “Yo llevo a doblar mis películas a Sonoblok. Tú que sabes idiomas, ¿por qué no vas y haces una prueba?” Y fui, hice una prueba con el señor Pallarés, que era el que se encargaba de las traducciones allí, y me cogieron. Y así empecé, por pura casualidad, porque la biología no me daba de comer y la traducción de doblaje sí.

– Y, ¿cómo aprendiste idiomas?

– Yo siempre he tenido pasión por los idiomas, siempre, desde pequeño. Estudiar, he estudiado inglés y un año de alemán. Pero el francés, el italiano y el holandés, que son los otros que hablo, los he aprendido a base de enrollarme con gente, sobre todo, y de viajar, menos a Holanda, que solo he estado un día.

Mira, esto lo has de saber tú también, para hablar idiomas hay que saber gramática, vale, pero sobre todo hay que tener morro. Con morro consigues cualquier cosa, porque, además, lo que descubres cuando hablas con extranjeros es que todo el mundo está dispuesto a ayudarte si le hablas en su idioma. Incluso nosotros: si ves un extranjero que te habla español, le ayudarás.

– ¿Traduces desde todos esos idiomas?

– No. Traducir, traduzco desde el inglés, he hecho alguna cosa del italiano y alguna del francés. Ajustar sí que ajusto desde cualquier idioma. Pero la ventaja de cuando me ha tocado ajustar de por ejemplo italiano, francés o alemán, es que, si el traductor ha puesto una solución y esa solución, por ajuste, no me cabe, el saber lo que están diciendo me ayuda a encontrar soluciones más rápido que cuando me ha tocado ajustar chino, por ejemplo, y, claro, yo no tengo ni idea de lo que están diciendo, con lo cual si no me cabe, cambio sobre la traducción, no sobre lo que están diciendo. Tener conocimientos de la lengua de origen permite jugar más cómodamente con la lengua meta.

– Después de trabajar para Sonoblok, ¿para quién más has trabajado?

– Yo entré a trabajar en el año 85 y estuve trabajando hasta el 88 u 89 solo para Sonoblok. Luego decidí abrirme a otros estudios. Trabajé para uno que se llamaba Videotake, que ya no existe, para Voz de España, que tampoco existe, y alguna otra cosa para otro estudio esporádicamente.

En el año 91 o 92, me llamaron del propio Sonoblok pidiéndome que volviera a trabajar con ellos, y ya me quedé allí hasta el año 96, que pasé de ser autónomo a que me contrataran y estuve contratado hasta el 2009, cuando por un ERE volví a ser autónomo.

Y ahora trabajo sobre todo para Sonoblok y para International Sound Studio, aunque he hecho alguna cosa para Deluxe 103, Soundub y para Tecnison de Madrid, entre otros. Y luego subtítulos para Laserfilm y Bandaparte.

– ¿Hay alguna distribuidora para la que trabajes directamente, o es siempre a través del estudio?

– La distribuidora puede que me llame y me diga, “Quiero que me hagas tú esta película”, pero siempre va a ser a través de un estudio. Hubo una época en la que los traductores cobraban directamente de las distribuidoras, pero prácticamente ha desaparecido, porque prefieren que tú factures al estudio y que el estudio les facture a ellas, junto con todos los demás trabajos.

– ¿Qué prefieres traducir, series o películas?

– Yo dejé de traducir series en el año noventa y poco, y desde entonces solo traduzco películas. Va un poco por categorías, digamos, por años de experiencia, por bagaje. A partir de cierto nivel, se suele considerar que un traductor solo de cine tiene más categoría que un traductor de series de televisión, lo cual es una tontería porque Maria José Aguirre, por ejemplo, traduce Los Simpson y es una súper traductora. Pero en mi caso, yo un día dejé de hacer televisión.

En su momento sí hice muchas series: Aquellos maravillosos años, Los problemas crecen, hice una para el Canal+ que se llamaba Búscate la vida que era divertidísima, luego de dibujos hice Los mapaches, El conde Duckula, que era como el Conde Drácula pero en pato. También hice una australiana que se llamaba Parada de postas, y la primera que hice fue Canción triste de Hill Street, una de policías antigua que tuvo mucha fama. He hecho un montón, pero a partir de cierto punto dejé de hacer televisión.

Y tampoco hago vídeo. A lo mejor hago alguna película para vídeo de vez en cuando, pero normalmente solo hago cine.

– De todas las películas que has traducido, ¿cuál es con la que más has disfrutado?

– Esa es una pregunta difícil. Que me haya dejado un recuerdo más grato, quizá porque fue de las primeras que hice, El nombre de la rosa. Fue una película que me llenó muchísimo, aunque esa fue ajustada, la tradujo Guillermo Ramos. Pero claro, fue de mis primeras películas grandes. Mi primera película fue Rocky IV, con Stallone, dificilísima (y me tocó traducir y ajustar, siendo lo primero que hacía en mi vida), pero El nombre de la rosa me dejó mucha huella.

Luego, cuando me dieron Star Trek, a partir del episodio VI, también me gustó porque la ciencia ficción me encanta. Después Star Wars, evidentemente, los episodios I, II y III. También me gustaron mucho Ocean’s,  Algunos hombres buenos, Sentido y sensibilidad… hay muchos títulos que me han dejado huella.

– Y, ¿hay alguna de la que te sientas especialmente orgulloso, por cómo te quedó?

– Acabo de terminar una que creo que es de los trabajos más bonitos que he hecho, Los Miserables, que he tenido que hacer, aparte de los diálogos para la versión doblada, los subtítulos de todas las canciones, porque no se doblan pero las he tenido que subtitular rimadas y medidas para que el público, si quisiera, las pudiera cantar. Y me ha costado un montón, he estado muchísimo tiempo, pero estoy muy orgulloso. Ha sido un trabajo precioso, he disfrutado mucho.

Y luego otras cosas de las que he quedado orgulloso, Star Wars, por ejemplo, Algunos hombres buenos, la misma El nombre de la rosa  también, que además era complicado porque había latín.

Hay varias de las que me siento muy orgulloso, pero no importa: no hay peli pequeña, incluso las películas que puedan parecer tontas. Hice American Pie II, Colega, dónde está mi coche, que se hacen dos tatuajes en la espalda, en uno pone “sweet” y en el otro pone “dude”, y la gente se acuerda de eso: “¿Qué pone en el mío?” “Mola, ¿y en el mío?” “Tío”, y quedó muy divertida. Incluso en estas películas hay momentos que te dejan algún recuerdo, con lo cual de todas estoy un poquito orgulloso. Todo lo que son retos me gusta mucho.

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Quien lo conoce, sabe que Quico tiene muchas más cosas que contar, aparte de este aperitivo que ha sido, sobre todo, su amplio y envidiable currículo audiovisual… y, en efecto, habrá una segunda y una tercera entrega de esta entrevista. La segunda estará centrada en anécdotas y curiosidades de la carrera de Quico, y en la última entrega, de carácter algo menos biográfico, aparecerán consejos prácticos para los que, como una servidora, aspiramos algún día a ser traductores para doblaje. No os preocupéis, no me haré de rogar… o a lo mejor sí 😉

To be continued…

10 pensamientos en “¿Conoces a Quico Rovira-Beleta?

  1. ¡Muy interesante! Hice el MTAV presencial y vinieron él y Josep Llurba a hacer una charla, que fue la mar de divertida porque se complementaban muy bien.

    Quico es de los que te caen bien al momento y tiene una de anécdotas que no se le acaban. Qué suerte haberle tenido un rato en exclusiva.

    Estaré muy pendiente de las demás entradas, no lo dudes.

    Un abrazo,
    Scheherezade

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  2. Quico es increíble. Yo lo descubrí cuando me dio por buscar quién había traducido «La cosa más dulce» y la mítica canción «No, no puede caber aquí…» y lo encontré a él. Desde entonces tengo un pequeño altarcito dedicado a él. A ver si lo animas a que haga alguna cosilla por Valencia, ¡que lo estamos deseando!

    Un beso y muchísimas gracias por la entrevista.
    ¡Que tengas mucha suerte, guapa!

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  3. El mundo del doblaje es muy lejano para mí, pero encuentro interesantísima la entrada, con ella y otras de este blog estoy empezando a ver de qué va esto…

    PD. Me estaba encantando la entrevista hasta que leí que Quico es el traductor de «Colega ¿dónde está mi coche?» SUMO RESPETO, menudo crack!

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  4. «La princesa prometida» era mi peli favorita de niña… ¡Y no tenía ni idea de que Quico la había traducido! La última vez que le vi, tenía que haberle pedido un autógrafo. ¡Qué grande es!

    Muchas gracias por la entrevista.y por acercarnos, aún más, a Quico.

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    • También era (bueno, para qué negarlo: es) mi película favorita. Por eso, desde que me dijo que era suya en el encuentro del METAV este octubre tenía en mente hacerle una entrevista 🙂
      Me alegro de que os haya gustado. Ya está publicada la segunda parte, por si tenéis un ratito.
      Felices fiestas.

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  5. «Para hablar idiomas hay que saber gramática, vale, pero sobre todo hay que tener morro…». Desde luego, y para trabajar de traductor siendo biólogo, también. ¿No dicen los traductores profesionales que no basta con saber idiomas para traducir? Ya se ve, sí. Menudo caso el de Quico: un intrusista total.

    Y luego se tiran al cuello de los pobres filólogos…

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    • Bueno, esa es tu opinión, totalmente respetable. Sin embargo, yo lo veo de la siguiente manera: más intruso es quien, con licenciatura en traducción o sin ella, traduce con una calidad pésima o a unos precios que revientan el mercado, porque esos son quienes hacen daño a la imagen de todos los traductores en general.

      Si Quico no fuera bueno en lo que hace, no sería el traductor para doblaje de tantísimos estudios tan importantes, ¿no crees? A fin de cuentas, no nos engañemos, un título es un trozo de papel, una forma relativamente arbitraria de clasificar a los profesionales, porque, yo no sé tú, pero en la carrera yo traduje en tres asignaturas mal contadas.

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